Recorriendo la Galería Vittorio Emanuele II de punta a punta se perciben sensaciones particulares, únicas, sorpredentes.
Lo que se percata agrada a nuestros sentidos; un salón muy decorado hecho de hierro forjado, vidrios y mármoles.
Diseñado para permitir que nuestra vista se deleite entre los letreros de las tiendas adosadas que desfilan en uniforme, documentando al transeúnte de lo que ha sido y de lo que todavía sigue siendo.
Un pequeño mundo incluido en el centro de Milán donde tiendas, restaurantes y bares comparten la atmosfera de un tiempo pasado.
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