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Tesoro en Milán: el Altar de Vuolvinio

Altar de Vuolvinio, un Tesoro de Milán

Una de las visitas guiadas en Milán que me piden, a menudo, es la de la Basílica de San Ambrosio, caracterizada por la presencia del precioso Altar de Vuolvinio, altar principal, que fue construido hace mucho tiempo, indicativamente entre 835 y 850 dC, en el período carolingio. Lo que inmediatamente nos evoca Carlomagno, pero en esa época estaba ya muerto (814 dC), sin embargo, una lápida conmemorativa, conservada en una capilla lateral de la izquierda de la iglesia, recuerda la sepultura de Ludovico II, nieto de Carlomagno. No es extraño que en esta iglesia hayan enterrado personalidades tan importantes como los reyes de Italia, dado que en ella se llevaba a cabo su coronación con la famosa Corona Ferrea, que hoy se conserva en el Duomo de Monza

 

El obispo de Milán Angilberto II (824-859) encargó la realización del altar, al orfebre medieval de nombre Vuolvinio

 

Hemos dicho que es un altar, pero no es un simple altar. Es un arca de madera recubierta con lámina de oro y plata, trabajada en repujado y filigrana y decorada con preciosas gemas y esmaltes alveolados (cloisonné). Un verdadero tesoro

Tres de los cuatro lados están decorados con láminas de plata, mientras que, el lado que mira hacia el público, está revestido de oro. En este último se puede ver figurado  a Jesús entronizado dentro de una cruz con gemas y, en los lados, hay episodios de su vida.  En el lado posterior (que el público no puede ver), se cuentan episodios de la vida de San Ambrosio y lleva la firma del artista Vuolvinio (Volvinius magister). 

 

¿Por qué crear un objeto tan precioso? Para colocar en el interior las reliquias de San Ambrosio, patrono de Milán y de los mártires San Gervasio y San Protasio. En efecto, en el centro del lado posterior hay una pequeña puerta que una vez permitía observar las reliquias de dichos santos, que ahora podemos ver accediendo a la cripta subterránea de la iglesia, donde se encuentran los dos cuerpos de los Santos Gervasio y Protasio vestidos de rojo, a los lados de las reliquias de San Ambrosio vestido con una prenda de obispo.

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